¿Por qué el brócoli se pone amarillo?

El brócoli es un alimento fresco y, por tanto, perecedero. Dado que su vida útil es limitada, debemos consumirlo cuando antes o congelarlo si no lo vamos a cocinar en los días posteriores a su compra. Pero, ¿sabemos cómo debemos elegirlo para llevar a casa el que esté en mejor estado? ¿En cuánto tiempo debemos consumirlo? ¿Qué significa que se ponga amarillo?

Empecemos por el principio. Al llevarlo a casa, es recomendable que la pieza que seleccionemos sea una pieza lustrosa, de un color uniforme verde intenso, que no esté golpeado ni dañado. Cuando llegamos a casa debemos conservarlo en la nevera sin lavar previamente. Esto es importante ya que lavarlo puede suponer un adelanto de su deterioro. Mejor si lo cubrimos con papel film y si lo disponemos en el cajón de las verduras. Sin más.

Ahora la pregunta del millón: ¿en cuántos días debemos consumirlo? Lo ideal es no dejarlo más allá de cinco días ya que, pasado ese tiempo, comienza a ponerse amarillo. Cuando esto ocurre significa que ha llegado el momento de usarlo sin más demora ya que se está produciendo un deterioro progresivo del alimento, y con ello la posibilidad del crecimiento gradual de microorganismos.

Por lo anterior, si cuando lo compramos no vamos a consumirlo se aconseja su congelación, así nos aseguramos de que no va a a ponerse amarillo ni a estropearse. Para hacerlo correctamente debemos escaldarlo alrededor de tres minutos. Después, una vez frío, lo disponemos en una bolsa de congelar y listo. Para utilizarlo podemos hacerlo directamente en congelado, y para cualquier tipo de preparación.

¿Cómo podemos preparar el brócoli antes de que comience a estropearse? ¡Pues hay un montón de recetas sencillas que puedes aprovechar! En nuestra web te mostramos cada semana diferentes formas de cocinarlo. Aquí te resumimos algunas:

  • Hervido. Cortamos los floretes y los lavamos. Después los introducimos en agua hirviendo entre 3 y 5 minutos. Deben quedar “al dente” y no balndos para disfrutar de un mejor sabor.
  • Al horno.  Ponemos las flores de brócoli y el tallo cortado en bastones en una bandeja apta para horno y un chorro de aceite de oliva y sal. Con 20 minutos a una temperatura media será suficiente. Podemos añadir especias al gusto: pimienta, albahaca, orégano, perejil…
  • Crudo en ensaladas o cuscús. Esta forma de cocina exige un lavado más concienzudo si cabe para evitar intoxicaciones, pero vale la pena tanto por su sabor como por sus propiedades.
  • A la plancha. En este caso es mejor cortarlo el láminas. Después, cocinamos en sartén con aceite de oliva durante 5 minutos. Un `poquito de sal yodada y especias y listo. Más fácil, imposible.
  • En cremas, purés o sopas… Sobre todo es ideal para consumir el brócoli congelado.

¿Qué hacéis vosotros cuando se pone amarillo el brócoli? ¿Cómo lo conserváis cuando llegáis a casa?

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